A todos se nos hace evidente que en la vida existen relaciones de alta calidad y relaciones ordinarias o vulgares. A esa excelencia de la relación, la hemos llamado liderazgo.
Las primeras preguntas que tendríamos que hacernos serían:
- ¿El problema del liderazgo es construirme yo de una determinada manera o construir mis relaciones de una determinada manera?
- ¿Por qué cuanto más hablamos de líderes, menos líderes encontramos en nuestro entorno?
- ¿Tiene sentido que nos preguntemos si el líder nace o se hace? y, por tanto: ¿Existe el líder?