El liderazgo no es cualidad ni status, no se es o se deja de ser líder. Es un ejercicio que cualifica las relaciones personales, familiares o profesionales, haciéndolas más eficaces y eficientes, generadoras de seguridad pero abiertas al cambio.
Es un ejercicio que lucha diariamente en tres frentes:
- Ser, como dirían nuestros abuelos, de una sola pieza: coherencia.
- Abierto al otro en cuanto diferente y, por tanto, enriquecedor, generando confianza.
- Capaz de comprometerse y enamorar a otros de metas verdaderamente valiosas: compromiso.
Liderar es poner las metas en el centro, no aspirar a ser el centro.